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Con presentación de Documental “La Ciudad de los Fotógrafos” AFI Marga-Marga comenzó celebraciones del Día de la Fotografía
Intervenciones urbanas, charlas, foros y exposiciones son parte de las variadas actividades que la Asociación de Fotógrafos Independientes de la Provincia realizará desde el 19 al 24 de agosto en la Ciudad del Sol.
Más de 50 personas pudieron apreciar con total interés la presentación del afamado documental “La Ciudad de los Fotógrafos”, del Director Sebastián Moreno, enmarcada en el Primer Encuentro Fotográfico de Marga-Marga “Imagen y Memoria”, con motivo de las celebraciones del Día Internacional de la Fotografía, realizado en el Salón de Honor Municipal.
El evento, organizado por la Asociación de Fotógrafos Independientes de Marga-Marga (AFIMM) en conjunto con la Municipalidad de Quilpué, es la primero de un sinnúmero de actividades dispuestas desde el 19 al 24 de agosto en distintos lugares de la comuna, tales como intervenciones urbanas que podrán apreciarse en calle Andrés Bello, Café Deleite y Café del libro; además de un nutrido programa a realizarse en el Salón de Honor Municipal, Liceo Artístico Guillermo Gronemeyer, Liceo Mannheim y Biblioteca Municipal de Quilpué.
“La Ciudad de los Fotógrafos”
El premiado documental chileno, que salió a la luz en el año 2006 al alero del distinguido Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam (IDFA), ha recibido el reconocimiento nacional e internacional por constituir un retrato histórico del Chile de las décadas 70, 80 y 90, desde el rol y el relato de los fotógrafos que participaron durante ese período de Dictadura y su registro fotográfico.
A través de una vasta investigación, Sebastián Moreno (Director), recoge cada una de las historias reflejadas en la cinta que recoge el alma del espectador al verse enfrentado a la cruda realidad de las manifestaciones que eran parte de la cotidianeidad de la época, de cómo cada uno de los fotógrafos afrontaron este rol, continuando con su labor y otros dejándola, al final de los 90.
Según detalla el propio realizador, el documental también formó parte del proceso de reconocimiento de cada uno de los profesionales que captaron imágenes emblemáticas de aquellos momentos, pudiéndose dar cuenta del valor histórico de su función, de haber arriesgado la vida en muchas oportunidades y, también, que no sólo el público, sino que sus propias familias pudiesen conocer en profundidad el trabajo que aquellos fotógrafos realizaron durante la Dictadura en Chile.
“Gracias a la película, ellos pudieron hablar con sus hijos y sacar ese dolor tan guardado”, relata Sebastián Moreno. “Muchos de ellos también empezaron a publicar libros y fotos inéditas, es decir, revaloraron su archivo y se sintieron reconocidos, porque el documental también es un reconocimiento a todos ellos, como fotógrafos”, continúa.
Sebastián cuenta que hizo el documental sin grandes pretensiones. “Sabía que era importante para Chile y para mí. Sin embargo, cuando empecé a viajar con la película por el mundo, comencé a ver que la gente reaccionaba igual en Irán, en Corea, en Estados Unidos y me di cuenta que había hecho una película universal, pues las tragedias humanas han sucedido de la misma manera en todos los puntos del planeta. Descubrí que, a pesar de que uno hable de lo local, de lo particular, también está hablando de cosas humanas y universales”, manifiesta el realizador.
El documental, hecho a pulso, “con impulso y amor”, como lo define Moreno, fue financiado por un fondo destinado para este fin del IDFA, donde formó parte de la competencia de óperas primas, lo que le abrió una ventana mundial que fue precedida por premiaciones en Milán, Irán, San Francisco, España y Chile, entre otros países. “La ciudad de los Fotógrafos” conformó el inicio de del trabajo cinematográfico de Sebastián Moreno, quien depara ya otras dos realizaciones que podrán ser apreciadas dentro de poco, nacidas en la investigación, pero relacionadas con otros temas.
Moreno detalla su principal motivación, que nació en su casa, “donde siempre hubo mucha fotografía y cámaras fotográficas, ya que mi padre era fotógrafo y tenía un grupo de amigos con los que trabajaba, quienes formaron la Asociación de Fotógrafos Independientes en Santiago. Mi padre trabajaba en el Laboratorio Fotográfico de la Universidad de Chile, por lo que me relacioné desde muy pequeño con ellos y con las imágenes”.
Siendo tan niño, continúa, “no comprendía el tenor de las imágenes, el contexto social e histórico en el que vivíamos y, con los años, cuando uno va creciendo, va releyendo esas imágenes hasta que comprendí de lleno lo que significó ese período a través de las fotos, lo que gatilló en la necesidad de ir en busca de las historias personales de los fotógrafos y retratarlos. Es lo que finalmente da forma a la película. Buscar en los amigos de mi padre y en mi propio padre, hacerles un retrato acerca del rol que tiene la fotografía en la vida de los seres humanos. A fin de cuentas, el documental también es un reconocimiento a todos ellos, los maestros”, concluye.